Ya os lo dije. Unas vacaciones familiares de más de 4 o 5 días me sobrepasan. Y mira que adoro a mis sobrinas. Hemos alquilado un piso en Costa Ballena, donde todavía siguen mis padres, mi hermana, su novio y mis sobrinas. Costa Ballena está pegada a Rota y a Chipiona. Es una megaurbanización muy nueva, tranquila, casi sin tiendas porque en invierno no hay nadie y no les compensa. No hay cines, ni sucursal donde echar la primitiva, por ejemplo. Tan solo hay un buen supermercado, que afortunadamente se trata de Nuestra Señora de Mercadona. La playa es bastante larga y no está abarrotada, se está muy a gusto. Me dediqué a dar paseos enchufado al ipod, a leer y poco más. Fuimos a ver Toy Story 3, que nos encantó a todos. Casi lloro al final.
Convivir con tanta gente, aunque nos llevemos bien, se hace pesado. Me hubiese venido antes, pero había un cumpleaños el día 11 al que a mi madre le hace ilusión que me quede. Por cierto, ¿vuestra madre entiende el concepto “plato único”? La mía no. Me ha cebado a base de pimientos fritos, mi comida favorita, que allí son muy suaves y pequeños, aunque no tan pequeños como los de Padrón y no pican, y acedías. Los que no seáis de allí abajo lo mismo no sabéis lo que son las acedías. Es un pescado fino tipo lenguado que está riquísimo. Allí se come por toneladas. En fin, el día 12 al mediodía ya estaba de vuelta en la tranquilidad de mi hogar. Hogar dulce hogar. Por la tarde ya estaba con F., qué ganas de vernos después de 11 días.
Allí empecé y terminé Last Night In Twisted River, de John Irving. Acababa de leer The Truth About Melody Browne, de Lisa Jewell. Leo todas sus novelas acerca de gente que está perdida, se busca a sí misma y encuentran algo que no sabían que les faltaba, gente desubicada que halla su gente y su lugar. Son novelas muy uplifting. La de John Irving es una típica novela de John Irving: extensa en páginas y tiempo, inesperada, detallista, emocionante, magníficos personajes... Me he leído ocho de sus doce novelas, de las cuales todas menos una me han encantado.
Ayer fuimos a ver Philip Morris, ¡te quiero! Nos gustó, muy entretenida y qué curioso que se base en hechos reales. Qué cosas puede llegar a hacer la gente por amor, aunque la verdad es que Steven Jay Russel, el personaje de Jim Carrey, está como un cencerro desde el minuto uno, mucho antes de conocer a su amado Philip. Esta tarde vamos a ver Origen.