Desconecté bastante, que es de lo que se trata. Los días previos en el trabajo habían sido de órdago. La última semana y media se ha relajado un poco. Este año la directora está que trina conmigo, este año me ha tocado a mí, y no hago más que evitarla lo más posible. Entre otras cosas tuvimos que entregarle a su padre un CD con nueve exámenes por cada una de nuestras asignaturas, o sea que le di treinta y seis, cosa que no valdrá de nada porque no sabe inglés. Tuvimos una reunión para hablar de la evaluación inicial que acabó con su padre a gritos. Yo no sabía si estaba allí o viendo Sálvame. Indescriptible. Al menos los chavales están algo más tranquilos, porque los cabrones que el año reventaban las clases no están. Aún así, sigue reinando un clima de desorden, desconcierto y caos. Ayer nos han dado nuestro tercer horario, que esperamos que sea el definitivo. A mi auxiliar de conversación no le han dado ninguno desde que llegó hace casi mes y medio, y anda vagando por el colegio, metiéndose en mi clase, en la de inglés de Primaria o Infantil, según vayamos improvisando. Paciencia.
Desde aquí os recomiendo dos películas: Buried (agobiante, impresionante técnica, crítica) y Machete (trepidante desde el segundo uno, divertida, entretenida, crítica). Ahora tiene buena pinta Stone.
Este fin de semana promete. Mañana cenamos en casa con R., que por fin ha encontrado piso. El sábado cena en un buen japonés con buenos amigos y concierto de Los Ginkas.
Os dejo con una canción de Emmanuelle Seigner: