Viajar para ver a Morrissey tiene su riesgo. Puede pasar cualquier cosa y que todo se vaya a pique, como sucedió ayer. Llegué feliz a Lisboa a las 7 de la mañana y en poco me planté en Cascáis gracias al eficiente y barato tren de cercanías, sólo por 2,50 €. La vida sigue siendo más barata en Portugal. Dejé la mochila en mi humilde hotel, el más barato que encontré, y me dirigí al hipódromo donde actuaba. Allí estaba un viejo conocidos. Al rato llegaron un par de parejas de portugueses que no se quedaron a esperar y después una de españoles. Sobre las 12 se acercó uno de la organización para comunicarnos que debido a una lesión del bajista el concierto estaba cancelado. Nos quedamos de piedra. Llegó más gente, muchos españoles, todos se quedaban incrédulos, algunos reaccionaban con tranquilidad y otros con mucha indignación. Lo sentí mucho por una chica española muy joven, que iba con su novio, los dos con muy buena pinta. Era la primera vez que ella iba a ver a Morrissey y no pudo evitar las lágrimas. En fin, yo bañé la pena bebiendo cerveza con algunos españoles y yéndonos a cenar. Al menos yo le había visto unos días antes en Florencia.
Estoy muy cansado. Anteayer llegué a las 12 de la noche de Canarias, ayer me levanté a las 5 de la mañana para coger el vuelo a las 7 y hoy he vuelto a madrugar para volar de vuelta. Os dejo con fotos de Cascáis, que es un pueblo bonito. Lástima que no me lleve un buen recuerdo.