martes, julio 17, 2012

No me quejo


Mi viaje a Florencia para ver a Morrissey fue simplemente fabuloso. Llegué a las 22:45 a la estación de autobuses, donde me esperaba L. y su novia. Nos fuimos a beber pintas a un pub que casualmente llevaban fans de Morrissey. Fue un preludio estupendo pasar allí un buen rato oyéndole, charlando y bebiendo. Al día siguiente L. y yo nos levantamos pronto para hacer cola. Nuestro hotel estaba a tres minutos a pie donde actuaba, el Nuovo Teatro D’lla Opera. Cuando llegamos eramos el número cinco y seis de la fila. Es comodísimo tener el hotel tan cerca para poder subir y descansar. El día transcurrió tranquilamente, fue llegando más gente poco a poco, nos fuimos a comer una pasta riquísima y nos hidratamos con cerveza Nastro Azzurro. El momento malo fue cuando abrieron las puertas. Entramos respetando el orden de llegada y a partir de ahí hubo que correr hasta alcanzar el escenario, ya que el concierto tuvo lugar en el anfiteatro al aire libre construido en el tejado. Nunca he corrido tan deprisa. No hago deporte pero tampoco estoy en tan mala forma. Si tengo que correr a mi ritmo respondo ok. Otra cosa distinta es correr unos 150 metros a toda pastilla, cuesta arriba y con escalones, para poder asegurarse un sitio en primera fila, apoyado en la barrera. Cuando llegué, pensé que me daba un yuyu. Estuve unos cuarenta y cinco minutos mareado. En fin, gajes del oficio.

El concierto empezó puntual a las 21:30 con You Have Killed Me y acabó con How Soon Is Now?, pasando por Still Ill, Meat Is Murder, I Know It’s Over, Last Night I Dreamt, Action Is My Middle Name, Everyday is Like Sunday, Maladjasted, Shoplifters… Un set list variado con canciones de aquí y allá. Cantó impecablemente. El batería nuevo nos asombró por como se ha aprendido las canciones en tan poco tiempo, ejecutándolas con soltura y técnica. Se nota que Morrissey  está a gusto en Italia, donde vivió durante un tiempo. Charló, nos pasó el micrófono… Fue un gran concierto.  Después nos fuimos unos 15 amigos y conocidos al pub de la noche anterior donde improvisamos la más divertida de las fiestas. Un día en que me lo pasé bomba y que recordaré siempre.

Al volver me debatí en el dilema de si debía ir a verle a Cascais. Me lo estuve pensando el viernes y el sábado. Al final, el domingo por la mañana decidí no seguir dándole más vueltas y me compré la entrada, billete de easyjet y reservé una noche de hotel. Total, un viaje de poco más de 24 horas por 200 €. Me doy el capricho y punto.

Pasado mañana me voy con F. a Canarias de nuevo. Él tiene que ir por trabajo, así que se coge algún moscoso y aprovechamos para descansar en la playa. Vuelvo y al día siguiente a volar a Lisboa. No paro. Hay que aprovechar las oportunidades que surjan. Lo dicho: no me quejo.

3 comentarios:

Mañana dijo...

Me parece un planteamiento fabuloso. Lo de viajar a Canarias aprovechando el viaje de un amigo, es la guinda del pastel, plan perfecto.
Mis felicitaciones.

Max de Winter dijo...

Gracias! Y si encima además de amigo es mi novio, pues no puede haber un plan mejor.

starfighter dijo...

Aprovecha todo lo que puedas ahora que nunca se sabe. Eso me dice siempre mi madre, y procuro cumplirlo. Como disfrutas con Morrissey, jejeje.