Lo del decálogo de fan de la entrada de hace un rato está especialmente dedicado a mi amigo R., que es fan por primera vez en su vida y anda perdido. Es lo que tiene hacerse fan a cierta edad. Ser fan es algo en lo que hay que iniciarse en la adolescencia, incluso si me apuráis en la infancia, pero nunca es tarde si el ídolo merece la pena.
Mis primeros recuerdos son de ser fan. Con cuatro años ponía discos que aún conservo y me gustan. Mi madre siempre cuenta que me gustaba escuchar música más que jugar, que me pasaba las horas tirado en el suelo con el tocata a pilas, poniendo discos sin parar, poniendo la misma canción muchas veces seguidas si me gustaba. A esa edad le pedía a mi padre que me comprase singles. Creo recordad que mi primer single fue La Lluvia de Mike Kennedy. Aún lo tengo, con la portada bastante deteriorada. Pero mi primer gran ídolo fue Karina, que a los mencionados cuatro años me hizo pasar un verdadero berrenchín por no habar Eurovisión. Los discos Colores y Pasaporte A Dublín son buenísimos y soportan el paso del tiempo. Cuando era pequeño, en diciembre ocurría algo que era como un anticipio de los Reyes o mejor aún: Hispavox mandaba una caja de regalo con sus mejores discos del año. Yo volvía del colegio todos los días esperando que estuviese el paquete en casa. Así, cada año me iba haciendo con los discos de Karina, Raphael, Mari Trini... Era total. Además durante una época mi padre ytrabajó para CBS, con lo cual teníamos a Cecilia, Doris Day... Un lujo para mis oídos.
Ídolos en el cine: M. Clift, Liz Taylor, Laly Soldevilla, Mª Luisa Ponte, Gracita Morales, Maria Isbert, Julia Caba Alba...
Ídolos en la música: Abba, Alaska, Ramones, Bacharach & David, Dionne Warwick...
Morrissey está más allá porque me ha dado más.
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