PENSAR EN POSITIVO
De todas las casas rurales en las que he estado, la del fin de semana pasado de lleva la palma. La casa era enorme, espaciosa, perfecta, y el entorno junto al río más de lo mismo. Estábamos flipados. Incluso tenía una barra con un barril de cerveza. Ya me doy cierta maña para tirar cañas. Lo pasamos muy bien, saliendo de senderismo por unos caminos preciosos, con vistas de la nieve a poca distancia, comiendo comidas ricas que hizo Juanma y charlando mucho. Nos gustaría repetir, lo que pasa es que al final uno acaba probando otros lugares. El último día me entró ese yuyu dominical que me viene invadiendo desde que trabajo en el colegio.
Hemos hecho la cuarta evaluación y las notas tienen que estar para el lunes. Lo tengo todo corregido y me queda calcular las medias para después pasarlas a un formato nuevo para mí. Se trata de una especie de boleto de quiniela gigante en la que tengo que poner las notas, la actitud y las faltas de los alumnos. Espero no equivocarme. El director me habla como dando por hecho que me quedo. Pero sigo pensando en dejarlo porque si no me voy a volver loquito como Pajares.
Luce el sol, me quedan dos meses de trabajo en este cole, empezamos un puente de cuatro días en Madrid en los que veré a F. todos los días y la alcaldesa de Mondragón es enviada a prisión. Hay que pensar en positivo.
De todas las casas rurales en las que he estado, la del fin de semana pasado de lleva la palma. La casa era enorme, espaciosa, perfecta, y el entorno junto al río más de lo mismo. Estábamos flipados. Incluso tenía una barra con un barril de cerveza. Ya me doy cierta maña para tirar cañas. Lo pasamos muy bien, saliendo de senderismo por unos caminos preciosos, con vistas de la nieve a poca distancia, comiendo comidas ricas que hizo Juanma y charlando mucho. Nos gustaría repetir, lo que pasa es que al final uno acaba probando otros lugares. El último día me entró ese yuyu dominical que me viene invadiendo desde que trabajo en el colegio.
Hemos hecho la cuarta evaluación y las notas tienen que estar para el lunes. Lo tengo todo corregido y me queda calcular las medias para después pasarlas a un formato nuevo para mí. Se trata de una especie de boleto de quiniela gigante en la que tengo que poner las notas, la actitud y las faltas de los alumnos. Espero no equivocarme. El director me habla como dando por hecho que me quedo. Pero sigo pensando en dejarlo porque si no me voy a volver loquito como Pajares.
Luce el sol, me quedan dos meses de trabajo en este cole, empezamos un puente de cuatro días en Madrid en los que veré a F. todos los días y la alcaldesa de Mondragón es enviada a prisión. Hay que pensar en positivo.