miércoles, octubre 04, 2006

LOS OSITOS YA NO ESTÁN, LA MUGRE SIGUE

Poco a poco voy cogiendo el ritmo. Lo que pasa es que con el superpuente de la semana que viene lo volveremos a perder todos: alumnos y profesores. Por ahora me perece que los grupos van a ir bien. Me dan buena impresión y no son numerosos. Sigo sin sistema informático que me permita subir a Internet la gramática y ejercicios que he preparado. Me he pasado en persona a ver a los informáticos, que son unos pánfilos, y me han dicho que les llame mañana. Les he dicho que es urgente porque otros profesores dependen de mí. En fin, que yo no puedo hacer más.

Las clases particulares siguen siendo un rollo. Sólo me gusta una que llevo dando ya casi dos años, aunque muy intermitentemente a un jefazo de Telefónica. Le llevo un par de artículos del tema que sea de la BBC online y a charlar. Respecto a la clase que llevo dando a la adolescente de O’Donnell dos años, pues no os imagináis lo que me gustaría que pintasen la casa, porque está mugrienta y me da asco. El techo del salón, donde damos la clase, está resquebrajado en forma de cruz de punta a punta. Al menos este curso han quitado los ositos de peluche que adornaban todas las estanterías del salón, y cuando digo todas quiero decir todas, porque se trataba de casi treinta ositos, vestidos todos con diferentes trajes y uniformes. Yo no podía evitar contarlos a veces. Entre la mugre, los ositos y la chica, que es sosa como ella sola, la hora y media se me hacía eterna, así que el hecho de que ya no estén los ositos bombero, jardinero, piloto etc., es de agradecer. El lunes tengo una entrevista para unas clases extra, a ver si les intereso y me interesan.

Me ha llamado Julia desde Boston para preguntarme si voy a ir a ver a Morrissey a Manchester en diciembre. Le he dicho que no. Ya que no me lo puedo permitir, me reconforta haber tenido una escasa pero buena ración inmejorable este año.

Ya tengo sofá. No lo he visto puesto porque me he pasado la tarde con las clases. Tuvo que ir mi madre a mi piso. Dice que queda muy bien. ¡Qué ganas de tumbarme a la bartola en él y ver la tele! ¡Qué ganas de compartirlo con F.! Ah, esta tarde encontré un escobillero de aluminio barato y bonito en una tienda de chinos. Una cosa menos.

Lo mejor del último episodio de la primera temporada de Queer As Folk es cuando Justin va a la fiesta de graduación. Es todo un acontecimiento en USA (es la noche en que muchas de las chicas pierden su virginidad) y no recuerdo películas o series de TV en que haya salido como se lo plantea un gay. La escena del baile es preciosa al ritmo de Save Your Last Dance For Me de los Drifters. El diálogo entre él y Brian después también, y el giro dramático del final le da mucho realismo.
Me encanta el gitano aspirante OT. Canta bien, es sensible y muy guapo. Ya soy fan.

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