AYAM
Las clases con los niños de 1º ESO van todo lo bien que permite mi poca experiencia con chavales de esa edad y el hecho de que aún no tienen libros. Los padres llevan desde primeros de septiembre intentando comprarlos, pero pese a los intentos de la conocida editorial por cumplir y que estén en las tiendas, no ha habido manera. La monja está que se sube por las paredes, culpando en parte a la profesora que decidió cambiar de libro este año. Yo no la conozco pero la apoyo totalmente, pues el libro está muy bien y se adapta al nuevo marco común europeo. El lunes la clase fue peor, al encontrarme con esa situación. El miércoles y el viernes fui abastecido de fotocopias y la cosa funcionó mejor. Evidentemente prefiero al alumnado mayor de dieciocho años, pero supongo que será cuestión de acostumbrarme. Hay niños que tienen muy buen nivel, que en estas clases han demostrado que controlan, otros mediocres y otros que no saben ni el verbo To Be. Entre los últimos se encuentran los dos o tres ecuatorianos que hay en cada una de las dos clases. El primer día les saqué a escribir frases sueltas en la pizarra y ya me percaté de ello. El colmo fue cuando una niña ecuatoriana no sabía escribir yo soy. Tras ayudarla, decirle como se decía yo, y ver que ni de coña lo sabía, le dije a los demás niños que contestasen. Al decir ellos I am, ella escribió ayam. Flipé. Los críos empezaron a reírse y les dije que en clase nadie se ríe de nadie, y que todos tenía que aprender en clase. No va a ser tarea fácil que aprenda lo bastante como para ponerse a la altura de los demás. Parece ser que llegó a España el año pasado. Por lo demás, en el cole bien. Las dos monjas que conozco son majas. La directora sigue siendo encantadora. Cuando lee pregunté por mi copia del contrato y que cuando me ingresaban la nómina, me dirigió a la monja administradora, que me contó que al ser un colegio concertado el ingreso me lo hace la Administración y que a lo mejor por ser la primera vez tardaban, y que si me hacía falta dinero ella me lo daba. No me digáis que es raro que una monja ofrezca dinero en vez de pedirlo.
En la Uni, el ambiente más relajado. Tenemos una compañera nueva de casi 50 años que es la bomba. Alegre, optimista, con mucha vida por detrás. Entre otras cosas ha sido diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE en la pasada legislatura y se ha ido de allí echando pestes, diciendo que lo único que echa de menos es el sueldo. Todo un personaje que le ha dado vidilla al departamento. Siempre parece tener algo interesante que decir producto de su experiencia, pero de manera natural, no son comentarios forzados o dichos para destacar.
Estoy mejor, aunque sigo con la tosecilla. Durante la semana me levanto recuperadillo, pero al tener que hablar en clase todo el tiempo llego a la noche empeorado. Me he vacunado de la gripe el viernes. F. hacía escala desde Oviedo y quería ir a verle otra vez a Barajas después de vacunarme, pero su avión se retrasó y mi gozo en un pozo. A esperar quince días.
Ayer fui con R. a ver No Basta Una Vida, película italiana del director de Haman y El Hada Ignorante, todas con personajes gays. Me gustó mucho, como las otras dos. Eso sí, es muy triste y casi lloro dos veces. No digo de qué va, ni en qué escenas me emocioné porque no quiero chafar a quien pueda ir a verla. Le contaba a R. como conozco un par de casos en que sucede lo mismo que en la película. Es una gran historia de amor y de amistad. Uno de los temas que trata es como los amigos pueden llegar a ser familia si ésta te falla. En fin, muy recomendable. Camino del cine había una manifestación exigiendo una vivienda digna, bajando la c/Alcalá desde Sol. Leo en El Mundo que eran 30.000. Pues de eso nada. No creo que llegasen ni a la mitad de eso. Buena parte de ellos eran jóvenes tipo alternativos, okupas, y abundaban las banderas republicanas... Un anciano que iba a mi lado en el bus me preguntó qué pedían. Cuando le contesté que comprar un piso, me contestó: pues que lo compren, como hemos hecho todos toda la vida. Aún hay veces que me parece mentira tener el mío, haber tenido la suerte de leer aquél día un anuncio en el periódico (un piso de cooperativa por 20 millones, grande y con trastero y garaje) y la paciencia de esperar años.
Las clases con los niños de 1º ESO van todo lo bien que permite mi poca experiencia con chavales de esa edad y el hecho de que aún no tienen libros. Los padres llevan desde primeros de septiembre intentando comprarlos, pero pese a los intentos de la conocida editorial por cumplir y que estén en las tiendas, no ha habido manera. La monja está que se sube por las paredes, culpando en parte a la profesora que decidió cambiar de libro este año. Yo no la conozco pero la apoyo totalmente, pues el libro está muy bien y se adapta al nuevo marco común europeo. El lunes la clase fue peor, al encontrarme con esa situación. El miércoles y el viernes fui abastecido de fotocopias y la cosa funcionó mejor. Evidentemente prefiero al alumnado mayor de dieciocho años, pero supongo que será cuestión de acostumbrarme. Hay niños que tienen muy buen nivel, que en estas clases han demostrado que controlan, otros mediocres y otros que no saben ni el verbo To Be. Entre los últimos se encuentran los dos o tres ecuatorianos que hay en cada una de las dos clases. El primer día les saqué a escribir frases sueltas en la pizarra y ya me percaté de ello. El colmo fue cuando una niña ecuatoriana no sabía escribir yo soy. Tras ayudarla, decirle como se decía yo, y ver que ni de coña lo sabía, le dije a los demás niños que contestasen. Al decir ellos I am, ella escribió ayam. Flipé. Los críos empezaron a reírse y les dije que en clase nadie se ríe de nadie, y que todos tenía que aprender en clase. No va a ser tarea fácil que aprenda lo bastante como para ponerse a la altura de los demás. Parece ser que llegó a España el año pasado. Por lo demás, en el cole bien. Las dos monjas que conozco son majas. La directora sigue siendo encantadora. Cuando lee pregunté por mi copia del contrato y que cuando me ingresaban la nómina, me dirigió a la monja administradora, que me contó que al ser un colegio concertado el ingreso me lo hace la Administración y que a lo mejor por ser la primera vez tardaban, y que si me hacía falta dinero ella me lo daba. No me digáis que es raro que una monja ofrezca dinero en vez de pedirlo.
En la Uni, el ambiente más relajado. Tenemos una compañera nueva de casi 50 años que es la bomba. Alegre, optimista, con mucha vida por detrás. Entre otras cosas ha sido diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE en la pasada legislatura y se ha ido de allí echando pestes, diciendo que lo único que echa de menos es el sueldo. Todo un personaje que le ha dado vidilla al departamento. Siempre parece tener algo interesante que decir producto de su experiencia, pero de manera natural, no son comentarios forzados o dichos para destacar.
Estoy mejor, aunque sigo con la tosecilla. Durante la semana me levanto recuperadillo, pero al tener que hablar en clase todo el tiempo llego a la noche empeorado. Me he vacunado de la gripe el viernes. F. hacía escala desde Oviedo y quería ir a verle otra vez a Barajas después de vacunarme, pero su avión se retrasó y mi gozo en un pozo. A esperar quince días.
Ayer fui con R. a ver No Basta Una Vida, película italiana del director de Haman y El Hada Ignorante, todas con personajes gays. Me gustó mucho, como las otras dos. Eso sí, es muy triste y casi lloro dos veces. No digo de qué va, ni en qué escenas me emocioné porque no quiero chafar a quien pueda ir a verla. Le contaba a R. como conozco un par de casos en que sucede lo mismo que en la película. Es una gran historia de amor y de amistad. Uno de los temas que trata es como los amigos pueden llegar a ser familia si ésta te falla. En fin, muy recomendable. Camino del cine había una manifestación exigiendo una vivienda digna, bajando la c/Alcalá desde Sol. Leo en El Mundo que eran 30.000. Pues de eso nada. No creo que llegasen ni a la mitad de eso. Buena parte de ellos eran jóvenes tipo alternativos, okupas, y abundaban las banderas republicanas... Un anciano que iba a mi lado en el bus me preguntó qué pedían. Cuando le contesté que comprar un piso, me contestó: pues que lo compren, como hemos hecho todos toda la vida. Aún hay veces que me parece mentira tener el mío, haber tenido la suerte de leer aquél día un anuncio en el periódico (un piso de cooperativa por 20 millones, grande y con trastero y garaje) y la paciencia de esperar años.
Esta noche he quedado con mis amigos para picotear. Iba con la idea de proponerles un fin de semana en una casa rural, que hace siglos que no vamos y es algo que hacíamos bastante antes. Por supuesto que les apetece y hemos fijado el 30 de noviembre. Ahora hay que ponerse a buscar una casa grande, a menos de 2 horas en coche. Si vamos todos podemos ser unos 10.
1 comentario:
En clase nadie se ríe de nadie. Buena frase. Buen profesor.
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