¡QUÉ RICO!
Ando liado. Por eso hace muchos días que no actualizo el blog. El fin de semana por la mañana me dediqué a limpiar y a hacer croquetas de gambas. Tengo comida de cumpleaños esta semana y es parte del menú para mi familia. Me salen muy ricas. Mi cumpleaños es el 24 de noviembre, pero ese finde mis sobris están con mi, afortunadamente, excuñado, así que nos juntamos antes de tiempo.
Hoy ha sido un principio de semana espantoso. El trayecto en metro desde Conde Casal a Moncloa ha durado setenta minutos, con dos desalojos de tren incluido. Yo ya no me desespero. Y eso que empezaban los exámenes a las 9 de la mañana. He llegado un poco tarde. No ha pasado nada porque un compañero se ha hecho cargo y siempre dejamos los exámenes listos con tiempo por si surgen estas cosas. Hoy los han hecho 3 grupos, y mañana otros 4. Tengo que corregir todos en cuestión de días y además un control de los niños que van a hacer este miércoles. Qué rollo.
Quizás habéis leído en el blog de F. que fuimos al bautizo del bebé unos amigos suyos. Les conozco desde hace ya más de dos años. Entiendo que me inviten. Procede. Voy de buena gana. Es normal. Eso no quita que me dé corte porque sé que los familiares de sus amigos y su compañera de trabajo, a la que conoce desde hace años, van a percatarse de lo que hay. Me da más corte por él que por mí. Estuvo bien, y tras la ceremonia el convite fue en un bar de comidas de un polígono industrial, en plan raciones de lo más ricas.
La película que vimos el sábado en el festival nos gustó más que la otra. Outing Riley resultó más cercana, por mostrar gays más de andar por casa, que lo tienen difícil para salir del armario. Refleja como suele ser: el temor del protagonista, la sorpresa de quienes le rodean, y la aceptación de casi todos. El final no es del todo feliz, y eso queda bien, dándole más realismo.
Tal y como también cuenta F. en su blog, estuvimos con mi amiga Sonia en las Rozas Village. Para los que no sepáis lo que es, os explico que es un centro comercial en Las Rozas formado por outlets de marcas prestigiosas, que los usan para vender sus restos. Vamos muy de vez en cuando a dar una vuelta. No vamos más porque esos restos siguen siendo generalmente muy caros para nosotros. Hay pocas gangas, con lo cual no compensa ir a menudo, pero sí apetece darse una vuelta de Pascuas a Ramos. F. se compró unos vaqueros chulos. Le gustaban otros de esos descoloridos, como si hubiesen sido llevados al caer por una montaña y encontrarse rocas y zarzas por el camino. Si me pregunta mi opinión, pues tengo que dársela, ¿no? También hay un Chocolate Factory, que nos gusta mucho, aunque no tanto como en Sampaka. A todos lo que viváis en Madrid y no conozcáis el Sampaka, os lo recomiendo encarecidamente. Es el paraíso del chocolate en Madrid, en c/ Orellana 4 (Alonso Martínez). Le tengo cariño por lo rico que está y porque me llevó F. al poco de conocernos y empezar a salir. Desde entonces hemos ido varias veces. ¡Qué rico!
lunes, noviembre 12, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario