DIA DE EXÁMENES
Hoy han sido los finales de la Uni. Se examinan todos los alumnos de las asignaturas de inglés que tengan. Tienen lugar a cuatro horas diferentes, coinciden varias asignaturas a la vez y algunos tienen que hacer malabares para hacer varios. Tenía ganas de que llegasen porque cierran el term, que ya sabéis que no he llevado bien. A ver si el que viene me relajo un poquito. Lo peor esos alumnos para los cuales cada vez tengo menos paciencia. Ya os he hablado de ellos. De Cádiz tengo varias alumnas que me tienen cansado, casos perdidos, que siguen con el mínimos esfuerzo. Está A., tipo Paz Padilla, fea, delgada, que habla inglés como Chiquito de la Calzada y que el verano pasado me protestó con tantos aspavientos, movía tanto los brazos que pensaba que iba a salir por bulerías allí en el despacho. Está M. de Jerez, la de “What time are you?”, que no sabe escribir una sola frase. Está D., también de Cádiz, que ya hace dos años en una presentación oral llevaba un pantalón tan bajo y unas bragas tan mínimas que ensañaba el vello púbico. El verano pasado se confundió, llegó tarde y no pudo hacer el examen. “Bueno, voy a hacerme un porrito”, fue su frase cuando vio que no se le iba a hacer a otra hora. Su inglés va mejorando lentamente. Está A. de Extremadura, que si le digo que tiene que hablar en clase de la vida de alguien a quien admire ella habla de tipos de flores (es sólo un ejemplo entre los muchos en estos tres años que ha sido mi estudiante), va empastillada porque tiene problemas mentales, nadie habla con ella ni habla a nadie, me habla en susurros y me dice constantemente que quiere sacar un ocho Supongo que se quedará en el seis. Mis compañeros me dicen que tengo más paciencia que Job con ella. Me cae bien, la pobre, tan outsider. Vive en la residencia de estudiantes que hay junto a la Uni, en mitad del monte. Sale a pasear sola por el campus de madrugada en pleno invierno. Está B., hijo de un famoso friki de la TV. Un insolente, un maleducado, un gilipollas como su padre, que hoy llega tarde al examen saca una hoja en blanco y se pone a copiar las preguntas para prepararse la recuperación de junio. Le decimos mi compañera y yo que no puede hacer eso, que está prohibido y se enfrenta verbalmente a nosotros. Es un niñato de cuidado que siempre está montando ese tipo de pollos cuando aparece de Pascuas a Ramos. Está M. de Galicia, que huele fatal a sudor y tabaco, y cuando le corrijo se lo toma a mal y cree que la tomo con él. Está todo el tiempo a la defensiva. Está B., alumna de periodismo, que va y me dice el primer día que si en clase nos vamos a dedicar a hablar de noticias de actualidad ella no va a participar porque no sabe de nada y no lee periódicos. Me temo que no exageraba. Podría seguir con unos cuantos más. Evidentemente los hay buenos en inglés y majos, pero los otros pesan más en mi desánimo del día a día. Espero que el siguiente cuatrimestre me libere de algunos y no me traiga otros...
En fin, mañana, el lunes, el martes y el miércoles a corregir como un poseso. No nos dejan traerlos a casa porque una vez un profe perdió un examen y se armó un lío muy gordo. Desde entonces está prohibido. Casi mejor. Así durante el finde me olvido del trabajo.