domingo, agosto 17, 2008

XICO
Hemos vuelto hace unas horas de México. Pretendía dormir nada más llegar, pero he dormido en los tres aviones y tengo el horario trastocado. Además de agotados, estamos contentos con la experiencia y a la vez tristes de tener que volver, sobre todo los demás, que tienen que trabajar mañana.

El viaje de ida fue accidentado porque en Atlanta nos hicieron correr de una punta a otra del aeropuerto dos veces y cuando llegamos nos encontramos con que dos de nuestras maletas se habían quedado allí, la mía y la de Sonia. Hicimos una reclamación y nos las llevaron a casa de Carlos al día siguiente por la noche. Richal estaba encantado porque por un día me vistió con su ropa. Siempre nos estamos picando con nuestra vestimenta. El problema fue que mi maleta estaba totalmente destrozada, cosa que me esperaba, la verdad. Hace dos veranos me compré un juego de maletas de Salvador Bachiller que son una mierda. Ese mismo verano al llegar a Roma me habían roto la pequeña de ellas y al ver el destrozo me di cuenta de lo malas que son. Las apariencias engañan. Así que cuando elegí la mediana para este viaje en el que íbamos a coger cinco vuelos, me esperaba lo peor. Tras muchas llamada de Carlos a Delta, conseguimos una indemnización económica y me compré al final del viaje una Samsonite como es debido. Mientras estuve viajando con una de Carlos. Hay que mencionar lo coñazo que resulta viajar o hacer escala en Estados Unidos: colas largas en la aduana, preguntas, toma de huellas dactilares de las dos manos, toma de una fotografía... y a los quince días otra vez lo mismo. No me extraña que haya quien intente hacer escalas en otros sitios a la hora de viajar.

Querétaro nos gustó mucho. Nada más llegar nos fuimos a cenar con Carlos y sus amigos mejicanos. Allí Carlos está muy integrado. Se vive bien. Lástima que en septiembre se traslade a D. F. Al día siguiente fuimos a ver la ciudad y por la tarde a San Miguel de Allende, que nos gustó mucho. El domingo cancelamos nuestra visita a Zacatecas para seguir en Querétaro porque había una visita organizada al edificio dirigido por Carlos. Flipamos con el resultado, que es de impacto. Luego fuimos a D.F. que en general nos decepcionó bastante. La Plaza del Zócalo o Chaputelec no está mal, pero no acaban de convencer. El ambiente es anticuado comparado con ciudades y pueblos. Es muy insegura, no se puede coger un taxi por la calle y si te pasa algo es mejor no llamar a la policía. Me da miedo que Carlos se vaya a vivir allí. En el metro, por la mañana hay un vagón especial para las mujeres para evitar que las manoseen. Las noticias, mejor dicho, los noticieros son alarmantes: asesinatos, robos, tráfico de órganos y secuestros están a la orden del día. La venta de ropa blindada por parte de civiles está en alza. Indiscutiblemente merece la pena ir a D.F. para acercarse a Teotihuacan, a unos 45 minutos en coche, unas ruinas imponentes, y visitar el Museo Antropológico, que nos encantó. Con estar un día en D.F: para visitar el centro y el Museo, y otro más para ir a Teotihuacan es suficiente. También visitamos desde allí Puebla, una población bulliciosa llena de iglesias. Una de ellas tiene una imagen impactante: el Niño Cieguito, una especia de Barriguitas gigante de llamativa cabellera, sin ojos, con las cuencas de los ojos sangrantes. Un taxista nos dijo que es muy milagroso.

Entonces nos fuimos a la Riviera Maya, a Playacar. Las aguas del Caribe son preciosas, de postal, de aguas de diferentes tonos azules. La parte de playa que correspondía a nuestro hotel de cinco estrellas, el Riu Lupita, era muy tranquila y se estaba allí en la hamaca, con la margarita en la mano, bajo las palmeras, estupendamente. El hotel estaba formado por casitas de planta baja y un piso, era como estar en un pueblecito. Lo del todo incluido es un buen invento en este caso, en el que alrededor sólo hay más hoteles. Hay gente que no se molesta ni en ir a la playa, que se quedan en el hotel disfrutando de la piscina y demás instalaciones. Aún así, yo no entiendo que haya españoles que vayan hasta México sólo para ir a la playa, aunque es cierto los precios son muy competitivos. Carlos y su ¿novia? mejicana se nos unieron para pasar el fin de semana. Ese sábado sucedió lo malo del viaje. Me levanté normal. Desayuné bastante (allí es lo habitual). Nos fuimos en nuestro coche alquilado a Tulum, que son ruinas mayas junto a la playa. Empecé a sentirme raro y lo achaqué al estómago (al final todos nos hemos librado). Cuando acabamos la visita y nos metimos en el coche el dolor se hizo punzante, lo localicé en el riñón derecho, y aumentaba por segundos. Entonces recordé mi cólico nefrítico, seis años antes, dos días antes de ir a Islandia y supe que era lo mismo. Espero que no hayáis pasado por ello porque es un dolor horroroso, que dicen que es peor que el de un parto. Eso no lo podré comprobar nunca, pero sí os puedo asegurar que en el coche me retorcía de dolor, que parecía que el costado iba a reventar para dar paso a un alien. Afortunadamente, había un hospital junto al hotel. Carlos aceleró y en unos cuarenta minutos estábamos allí. Dentro del dolor, yo estaba relativamente tranquilo al saber lo que era y que con un chute de Buscapina desaparecería en unos minutos. Así fue. Pronto parecía increíble que unos minutos antes hubiese estado tan dolorido. El hospital era privado. Tanto el tratamiento y el trato resultaron impecables. Me quedé una noche ingresado en una habitación enorme para mí solo. El pobre F. estaba muy preocupado por mí y se quedó a pasar la noche conmigo. Como llevábamos un seguro de viaje, todos los gastos están pagados. La verdad es que Mondial Assistance se han portado muy bien. Merece la pena hacerse un buen seguro cuando uno viaja, porque nunca se sabe lo que puede pasar. Hemos pagado unos 100 € por 16 días, pero si no me hubiese costado un riñón, y nunca mejor dicho. El cólico fue ocasionado por una pequeña piedra, posiblemente ocasionada por tener el ácido úrico alto, que creo que ya he expulsado, al menos en parte. Hace días que no tengo ninguna molestia. Al día siguiente me dieron el alta. Me lo tomé con calma: playita. Adiós a las margaritas y a la cerveza (la que más me gustó es La Negra Modelo). Ya repuesto fuimos el lunes a Chichen Itza, la más famosa de las atracciones mayas de la zona. Si Teotihuacan es grandiosa, esta es más variada y se encuentra en un entorno más bonito en mitad de la selva. Y después el martes vuelta a Querétaro. Desde allí hemos hecho excursiones a Morelia, Pátzcuaro y Guanajuato. Todas ellas merecen mucho la pena. Guanajuato me recordaba mucho a Jerez en sus edificios. Ya os pondré algunas fotos.En fin, que este es un resumen del viaje. Todo el año esperando y qué pronto se pasa. Y ya pensando en las del año que viene... ¿China? ¿NY y otros lugares de EEUU?

Mañana otra visita al INEM, a ver si puedo solucionar todo de una vez... Fue mi amigo Fernando en mi nombre el 1 de agosto y le dijeron que no estaba dado de alta, o sea que la papeleta tengo para sellar ¿me toco dentro de los Krispies? Y después ir al médico y decidir si voy a Jerez unos días o no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegro que todo esté bien, bienvenidos, un beso. Erdeyvi.