lunes, abril 06, 2009

LATIN

Habíamos planeado ir a Alicante, ya que los padres de Sonia no iban y su piso iba a estar vacío. Pero al final el plan se ha caído porque ellos han cambiado de opinión. Así que vuelta al plan A, o sea, trastear por Madrid en plan tranqui. Ya he aprovechado el tiempo. He hecho cuatro letras, dos de ellas para el grupo de adolescentes que os conté. Mola mucho, y me motiva mazo. Las otras dos, pues dios dirá. Probablemente dirá que para nadie, pero me lo paso bien.

Hemos ido al cine dos veces. La primera fue La Lista, con el increíble Hugh Jackman, acompañado de Ewan McGregor y Michelle Williams, guapísima. La película no está mal, pese a ser en parte previsible, porque la trama es original y ellos están muy bien. Sin embargo, los últimos minutos en Madrid, en triángulo entre el Palace, El Retiro y Barquillo, son bastante malos en el fondo y la forma. F. y yo no pudimos contener la risa al ver al increíble Hugo Jackman en la c/ Barquillo, frente al Liquid, uno de los locales gays más emblemáticos, de esos los que van los chicos más guapos y modernos a lucirse. Ahora lo han trasladado, por cierto. ¡El hombre más deseado del cine actual en la zona de mariconismo! Más de uno se habrá quedado muerta al pasar por allí y verte en pleno rodaje. La otra peli es The Visitor. Totalmente opuesta, pues es una película indie de bajo presupuesto. Me gustó mucho. Trata de un profesor maduro, de vida anodina a quien la vida le ofrece una segunda oportunidad, o al menos un despertar de su letargo. Es una historia conmovedora acerca de soledad e inmigracion. Yo le hubiese cambiado el final para que lo fuese aún más y no por ello hubiera dejado de ser realista. Una película muy bien conseguida. A F. no le gustó mucho y ha sacado una conclusión totalmente distinta. La mía es que hay gente que merece una oportunidad y que ha luchado mucho por ello. Yo no estoy a favor de la inmigración ilegal, pero alguien que las apaña para quedarse, estudia en un país, y luego trabaja se merece una oportunidad, y no que le echen al cabo de muchos años. No es lo mismo el que casi mata a José Luis Moreno, que uno que trabaje duro por conseguir lo que quiere durante años. Odio las películas indies que quieren ser tan indies que al final son más fantásticas que Terminator. Esta consigue hacer pensar en algo en que a menudo no reparamos. Esta tarde un chico negro nos ha ofrecido La Farola y hemos comentado que nos daba lástima no ayudarle. Me he acordado de él al comentar ahora la película. Espero que siga buscándose la vida sin delinquir y consiga su objetivo. Richard Jenkins actúa como siempre genial, y Haaz Sleiman (muy buenorro) y Hiam Abbass otro tanto. Fuimos con Nuria y Patrik, que nos llevaron a una sidrería estupenda, Carlos Partiere, en la c/Menorca. Muy recomendable.



El post de F. acerca de la universidad me ha hecho recordad mi experiencia. Salí echando pestes y los dos últimos años los pasé desmotivado, aplicando el mínimo esfuerzo para aprobar y salir cagando leches. Sólo suspendí una asignatura de un curso para otro: Latín. Saqué un 1,65. Quizás por ello uno de mis dos sueños, mejor dicho, pesadillas recurrentes es que me estoy examinando de Latín. Yo iba con poco nivel de Latín y el profe que me tocó suspendía a tutiplén, sobre todo a los chicos. Salió en El País por acoso a alumnas a quienes llamaba gatitas en clase. Se pasaba la hora hablando de la financiación de la Catedral de la Almudena. En fin, que me apunté a clases particulares y aprobé Segundo y Primero a la vez (esta última con notable). Respecto a los profesores recuerdo que la de Geografía de Gran Bretaña no vino en todo el curso y dieron aprobado general. El de Novela Americana le confesó a un compañero mío pelota que no iba a corregir el segundo examen porque se iba a Estados Unidos y no le daba tiempo. La de Metodología no puso algunas notas en las actas hasta que pasaron varios meses después de licenciarnos y por lo tanto no podíamos solicitar el Título. La mía me la subió cuando fui a reclamar “por las molestias”. El de Teatro Inglés nos hablaba de su divorcio todos los días y en los exámenes perdía mucho tiempo mirando las cajoneras. El de Poesía Inglesa no sacó mi papeleta con mi nota en junio. No le pude localizar, así que me vi obligado a estudiar en verano por si acaso. Su secretaria me comunicó en septiembre que estaba aprobado. Esas son algunas de las anécdotas que me vienen a la cabeza así de pronto.

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