Hace 10 años fui al Cañón por el norte. Este año fuimos por el sur y creo que es mejor por así. Aunque haya más gente, hay más miradores para poder disfrutar de las vistas increíbles, y se ve más infinito. Por el norte se ve más precipicio. Nos alojamos en el Red Feather Lodge, muy recomendable, a pocos minutos del Parque del Gran Cañón. Llegamos al motel y nos fuimos pitando a ver el Cañón, que era su hora, ya que al atardecer es cuando más gamas de color hay. Flipamos.
Las fotos NUNCA pueden hacer justicia al Cañón. Simplemente hay que ir a verlo.
Hemos comido en general bastante bien. En mi otro viaje a Estados Unidos, que fue más de parques nacionales llegando hasta Yellowstone e íbamos por más carreteras secundarias, comimos peor. Esta vez teníamos más opciones que una hamburguesería a un lado del pueblo y una pizzería al otro. Incluso hemos ido a dos japoneses. Pero esa noche elegí mal al pedir unas quesadillas de salmón ya que tenían tres trozos y el resto era un festival de cebolla. Yo no puedo con la cebolla y odio que me digan "pero pruébala", como si fuese la primera vez que la veo en un plato. Aunque Sonia me lo cambió por su sandwich de bacon y queso, yo ya tenía mal cuerpo. Al acabar de cenar F y yo nos dimos un paseo para airarme durante el cual nos encontramos con unos veinte ciervos que estaban tan campantes en el parking de una hamburguesería. Y después con uno desperdigado que iba por nuestra acera y no se quitaba al vernos venir hasta que estuvimos a dos metros.
1 comentario:
Con lo rica que está la cebolla...
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