EL BRICOLAJE
Ha sido el primer fin de semana sin F. desde julio, a excepción de cuando me fui a Jerez menos de una semana en agosto. No me apetecía salir, así que me he dedicado a dos visitas a Ikea (espero no volver hasta principios de noviembre) y a montar un par de cajoneras. El bricolaje no me gusta. No sé leer las instrucciones. Esos planos llenos de figuras con flechitas son chino para mí. Miro la bolsita con tropecientos tipos de tornillos y me agobio. Menos mal que me ha ayudado mi amiga S., que es muy apañada. El bricolaje me perece una actividad muy intensa. Hemos tardado bastante en terminar, y eso que disponíamos de un estupendo destornillador eléctrico, todo un invento desconocido por mí hasta hoy. Yo llevaba unas chucherías para picar, y ni nos ha dado tiempo. Al final, ya de noche, hemos ido a casa de C. a despedirle, que se va a Méjico lindo mañana por la mañana. Vuelve el jueves para marcharse poco después todo un año y medio. C. me ha ofrecido su coche durante su ausencia y he aceptado. Me vendrá muy bien para moverme por Rivas, hacer la compra y esas cosas. Además así ocupo mi garaje, que para eso lo tengo.
Además de las cajoneras –una ha quedado tan estupenda que parece que venía con el armario-, hemos puesto unas cortinas de uno de los baños. Me las regaló R. por mi cumpleaños el año pasado y quedan muy chulas. Son de un diseño muy pop, pero de colores serios. El fin de semana que viene lo dedicaré a poner dos lámparas y accesorios de los cuartos de baño, con ayuda claro, porque un taladro en mis manos puede ser un arma de destrucción masiva.
Mañana empiezo a trabajar. Madrugón, 6:30. He mirado la primitiva hace un rato por si me había tocado y ahorrarme trabajar el resto de mi vida... No me apetece nada de nada, pero qué remedio. Ahora más que nunca no me queda otra porque ya tengo una hipoteca. Los primeros días siempre son inquietantes hasta que ves como son los grupos de alumnos, tú no has empezado a examinarles y ellos ya lo están haciendo. Poco después ya nos examinamos mutuamente cada día. Una dato alentador es que este cuatrimestre sólo hay cuatro viernes de clases, el resto de los viernes será ir allí a preparar clases, corregir y hacer horas de oficina.
Ha sido el primer fin de semana sin F. desde julio, a excepción de cuando me fui a Jerez menos de una semana en agosto. No me apetecía salir, así que me he dedicado a dos visitas a Ikea (espero no volver hasta principios de noviembre) y a montar un par de cajoneras. El bricolaje no me gusta. No sé leer las instrucciones. Esos planos llenos de figuras con flechitas son chino para mí. Miro la bolsita con tropecientos tipos de tornillos y me agobio. Menos mal que me ha ayudado mi amiga S., que es muy apañada. El bricolaje me perece una actividad muy intensa. Hemos tardado bastante en terminar, y eso que disponíamos de un estupendo destornillador eléctrico, todo un invento desconocido por mí hasta hoy. Yo llevaba unas chucherías para picar, y ni nos ha dado tiempo. Al final, ya de noche, hemos ido a casa de C. a despedirle, que se va a Méjico lindo mañana por la mañana. Vuelve el jueves para marcharse poco después todo un año y medio. C. me ha ofrecido su coche durante su ausencia y he aceptado. Me vendrá muy bien para moverme por Rivas, hacer la compra y esas cosas. Además así ocupo mi garaje, que para eso lo tengo.
Además de las cajoneras –una ha quedado tan estupenda que parece que venía con el armario-, hemos puesto unas cortinas de uno de los baños. Me las regaló R. por mi cumpleaños el año pasado y quedan muy chulas. Son de un diseño muy pop, pero de colores serios. El fin de semana que viene lo dedicaré a poner dos lámparas y accesorios de los cuartos de baño, con ayuda claro, porque un taladro en mis manos puede ser un arma de destrucción masiva.
Mañana empiezo a trabajar. Madrugón, 6:30. He mirado la primitiva hace un rato por si me había tocado y ahorrarme trabajar el resto de mi vida... No me apetece nada de nada, pero qué remedio. Ahora más que nunca no me queda otra porque ya tengo una hipoteca. Los primeros días siempre son inquietantes hasta que ves como son los grupos de alumnos, tú no has empezado a examinarles y ellos ya lo están haciendo. Poco después ya nos examinamos mutuamente cada día. Una dato alentador es que este cuatrimestre sólo hay cuatro viernes de clases, el resto de los viernes será ir allí a preparar clases, corregir y hacer horas de oficina.
Echo mucho de menos a F. Me gustaría estar haciendo con él todo lo que hago sólo o con amigos. Hoy venía el DVD de Vacaciones en Roma con el periódico por 6 euros. Lo he comprado, pero voy a esperar a verlo con F. y recordar juntos los sitios que hemos visitado este verano.
1 comentario:
Lo malo es que no puedo evitar soltar un mar de lágrimas viendo esa película.
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