jueves, septiembre 14, 2006

A HOGARIZAR EL ESCORIAL II

Queridos amigos y lectores de este blog. Ya sabéis que HOY ha sido el gran día, un día feliz (como el maravilloso título de Karina), y qué menos que compartirlo con vosotros, que habéis vivido conmigo los sinsabores del largo proceso que me ha llevado hasta tener las llaves de mi piso. Llevo esperando desde el siglo pasado, una eternidad, aguantando burocracias del Ayuntamiento, la Comunidad, nuestra gestora. A mi piso lo podemos bautizar como el Escorial II. Bueno, pues allí tenéis vuestra casa. POR FIN. Ahora uno se olvida un poco de lo mal que lo he pasado a veces, como he llegado a desesperarme y caer en pisocrisis. Eso ya pasó, ahora hay que disfrutarlo, habitarlo, hogarizarlo.

Anoche me dolía la cabeza más que en toda mi vida, en serio, no lo digo por decir. Parecía que me estaban taladrando por detrás del ojo izquierdo. Me levanté a tomar una aspirina y tardé mucho en dormirme. Me desperté demasiado pronto y fui a comprar pan para mi bocadillo del almuerzo, porque según me diesen las llaves pensaba irme pitando al piso. Tenía que estar en el notario a las 10. Ni que decir tiene que yo llegué a las 9:30. Seguía nervioso. Tenía la sensación de que alguien no había presionado una tecla en algún sitio, en plan Lost, y toda la historia de mi piso iba a comenzar otra vez. Empezamos con un pelín de retraso y acabamos como una hora más tarde de lo previsto. Yo tenía que firmar los papeles de todos porque soy el vicepresidente. El presidente y yo fuimos los últimos. Entonces me dieron un maletín metálico y de mucho fondo, que parecía de llevar órganos para transplantar. Dentro estaban las maravillosas llaves de mi piso paraíso e instrucciones varias. Era verdad. Ya era propietario. Nada se había torcido. Llamé a F. y a mi madre. Corrí a mi piso. Allí estaba yo solo, contemplándolo todo, tocando las paredes y los armarios, subiendo y bajando persianas, abriendo ventanas, poniendo bombillas, encendiendo y apagando las luces. Bajé a ver mi plaza de garaje, que por ahora y durante mucho tiempo no me servirá de nada porque no tengo coche. Fui a ver el cuarto trastero. Llamé para dar de alta la luz, que cortan la común el lunes, y no sé si tendremos la individual a tiempo. Llamé para dar de alta el agua. No hubo problemas, puede que incluso esté mañana, aunque lo dudo. Me comí el bocadillo y a esperar a mi familia.

Llegaron mis padres, mis sobris, mi hermana y su novio. A todos les gustó mucho. Mi madre, mi hermana opinan mucho y casi nunca están de acuerdo, así que me ponen la cabeza como un bombo. La que más y más alto opina es mi sobrina Lucía. Iba vestida estupenda con ropa vaquera con pedrería. Yo le digo que es la Victoria Beckham del colegio. Sorprendentemente, hay unanimidad entre ellos y me ha convencido para que por lo pronto no pinte. Dicen que queda muy bien blanco y que siempre tendré tiempo. Pediré más opiniones al respecto. Después nos hemos ido a ver un posible sofá que mi madre quiere regalarme. Ella no entiende que me apañe durante una temporada con uno usado que tiene la tapicería rota, al cual le puedo poner una tela por encima y santas pascuas. No le entra en la cabeza que su hijo tenga un sofá en ese estado.

Eché de mucho de menos a F., pero mañana lo vemos todo juntos y me acompaña mientras viene el dormitorio, el combi, la nevera, la lavadora, el lavaplatos y los de Securitas.

Ya veréis. Mi piso es precioso. Y no lo digo porque sea el mío.

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