martes, septiembre 12, 2006

SINDROME DE DIÓGENES, CASI...

Hoy, al empaquetar cosas para la mudanza de este sábado he sacado cinco bolsas de basura, lo cual me ha hecho pensar que estaba a un paso de padecer el síndrome de Diógenes. Mi madre siempre se queja con toda la razón del desorden de mi cuarto y tiene una frase muy suya al respecto: “ordena tu habitación, que va a salir andando”. He tirado muchísimas cosas, por ejemplo docenas de casetes. Para qué diablos quiero yo una casete live de los Pistones o docenas de cintas grabadas allá en el siglo XX para el walkman o el coche.

También me he deshecho de muchos CDS y vídeos que tengo en DVD. Aún así he empaquetado diez cajas, y aún me quedan mañana más DVDS, vídeos, todos los vinilos y ropa.Calculo que tengo unos mil CDS en total, una locura. Supongo que cuando dentro de unos días los coloque en mi piso, tiraré otros tantos. No me da pena hacerlo, se trata de los que me han regalado y no me gustan -algunos ni siquiera les que quitado el celofán-, u otros que yo me compré y no me gustaron.

Una de diez las cajas de hoy es solamente de fotos sin ordenar. Me he prometido ordenarlas estas navidades... Bueno, en realidad me he prometido ser más ordenado en mi piso. Creo que lo voy a conseguir, entre otras cosas porque dispongo de tres habitaciones, cuatro armarios empotrados y un trastero. Me estoy agobiando porque las cajas pesan mucho, sobre todo las de CDS. A ver como nos las apañamos bajándolas desde un tercero sin ascensor, va a ser un numerito... Además tengo la sensación de que no me va a dar tiempo a empaquetar el resto mañana. Pasado mañana al notario y, ¡las llaves!. Al día siguiente, ¡limpiar! Al otro, ¡la mudanza! Menos mal que cuento con la ayuda de F. , de R. y de mi familia. Ah, una cosa buena: con esto de la mudanza he encontrado el imán de Elvis que me compré en Las Vegas, que pienso colocar este viernes de manera auntomática, y un CD de los Cramps que creía perdido para siempre. Uno de Gene Pitney sigue sin aparecer.

Es muy raro ver mi cuarto con los huecos de las estanterías vacíos. Y así tendré que verlo y habitarlo hasta que me vaya definitivamente dentro de unos dos meses. Tal y como era de esperar, mi madre ha empezado a llorar tan pronto como he empezado a guardar cosas. La pobre, lo que me va a echar de menos. Yo también a ella, pero menos. No tengo dependencia, ella sí la tiene de mí, de mi padre, de mi hermana y de mis sobrinas. Cuando me vaya le quedará un vacío enorme en su vida cotidiana, incluso aunque les visitase todos los días.
F. está en Valencia hasta pasado mañana haciendo siguiendo con el curso que empezó en Madrid ayer. Le echo de menos. Como ayer no pudimos vernos, esta mañana fui a tomar café con él para poder verle antes de que se fuese. Me gustaría estar allí con él ahora mismo, en su hotel, o dando una vuelta por los sitios a los que fuimos hace más de un año.

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