VIERNES SANTO

Las vacaciones siguen adelante. Cada día descanso un poco mejor. Anteanoche y anoche estuve más relajado. El spa me sentó de maravilla. Merece la pena ir hasta Griñón, aunque había mucho gente. Es un spa muy grande y bien organizado. Lo primero es una piscina con una enorme gama de chorros, y pese a que había mucho público todos respetan los tiempos oportunos y no es agobiante. Me gustó que las tres saunas no tuviese la temperatura demasiado alta y dos de ellas tuviesen como mucho eucalipto en el ambiente, daba gusto respirar.

Hoy habíamos quedado con R., con J.U. y un ligue suyo para pasar el día en Cuenca. Al final F. no ha podido venir porque su madre amaneció con un dolor que le impedía moverse bien, así que nos hemos ido sin él y le he echado mucho de menos. La plaza de Cuenca es muy bonita, y las vistas a ambos lados de la ciudad es preciosa. Pero para mí lo más importante de Cuenca es José Luis Perales. No sé como no le han hecho ya un busto en alguna de las plazas o algo así. Hemos visto procesiones, pero me han resultado un tanto decepcionantes. Sus figuras no me parecen de buena calidad. Las vírgenes y la María Magdalena son un poco muñecas Famosa gigantes. Será que estoy acostumbrado a la grandiosa austeridad de Valladolid, donde he pasado muchas semanas santas, o al grandioso barroquismo de Jerez, donde he pasado otras tantas.

Hemos vuelto a Madrid pronto. A las 8 estaba en mi casa. Aunque la madre de F. ya está mejor, a él le ha dado pereza venir a cenar y se ha quedado con ella. Hace tres viernes santos, un 25 de marzo, nos hicimos novios. Una noche de luna llena, como hoy, la tercera vez que nos veíamos. La segunda estuvimos a punto, pero no cuajó, nos faltó muy poco. ¡Uff, qué días aquellos de cortejo! Digo que “nos hicimos novios” porque desde el principio vimos que era algo especial, que queríamos y buscábamos algo especial. Hoy le he echado mucho de menos, pero bueno, mañana lo compensamos.

Os pongo unas fotos varias de Cuenca en Semana Santa.