Días de muchos nervios. Anoche tenía los músculos de los hombros y el cuello agarrotados, en tensión. Me sentía agotado física y mentalmente. Además del cambio de trabajo, se une que el coche está en las últimas. Las marchas no entran, tengo que forzar la palanca, y cada vez que cambio parece que es la última y me voy a quedar tirado. Como me hace falta el coche para poder mantener mis dos trabajos, no me queda otra que comprar uno, de los más baratos que hay en el mercado (Citröen C1, Fiat Punto, Peougeot 107, Kia Picanto, Renault Twingo). Yo de coches no entiendo nada, pero he estado mirando precios en Internet. Ahora mismo estoy esperando a F. para ir a un par de concesionarios. Es un esfuerzo económico a añadir a la hipoteca, pero ya os digo que no me queda otra. Dios proveerá, y si no mi novio, la familia o los amigos. Acepto donaciones. Cuando pienso que la Uni se ha quedado con lo que bien puede ser el 10% de lo que me puede costar un coche nuevo..., me entran los siete males. Cabrones.
(Kia Picanto)
Ayer viernes en el colegio, bien, mejor, algo más tranquilo, aunque la ida a Madrid fue de infarto por como va el coche y porque me confundí queriendo acortar camino hacia donde puedo dejar el coche aparcado en un Carrefour, sin tener que pagar. Los chavales del cole, pues hay de todo. El curso del que soy tutor son majos. En general en la clase hay de todo, ya he tenido que dar unos cuantos gritos. Hay unos cuantos adolescentes que ya apuntan maneras, son de esos que dentro de dos años llevarán tatuado un escorpión en el cuello y anillos gruesos en todos los dedos a modo de puño americano.
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